miércoles, 30 de diciembre de 2015

Os ayudamos a superar los miedos infantiles

Todos hemos tenido algún miedo infantil...

Hola a tod@s, estamos finalizando el año y con ello muchos de nosotr@s nos proponemos nuevos retos, nuevos propósitos...quizá entre ellos este ayudar a nuestros peques a superar sus miedos y no sabemos cómo hacerlo... os damos una serie de pautas para que empecéis el 2016 con energía y ganas de superar los miedos de los reyes de nuestras casas. 

¿Qué son los miedos?

Los miedos son una emoción instintiva, es como un sistema de alarma que nos avisa de un posible peligro (real o imaginario). Es uno de nuestros sistemas de defensa y nos ayuda a prepararnos antes lo que pueda pasar.
Los miedos pueden ser debidos a los resultados de la evolución de la especie: tormentas, lugares cerrados, sangre, animales… pero otros, dependen de las circunstancias históricas o vividas: fobia a volar que surge tras a ver volado en avión y tener una mala experiencia.
Los miedos infantiles son experimentados por la mayoría de los niños a lo largo de su desarrollo evolutivo y forman parte de su desarrollo normal. Suelen aparecer entre los 6 meses y los 6 años, periodo en el que están descubriendo el mundo que les rodea  y no son capaces de separar lo real de lo imaginario.

Principales miedos por edades:

Hasta los 2 años:

-          Pérdida brusca de la base de sustentación
-          Ruidos fuertes
-          Extraños
-          Separación padres
-          Heridas
-          Animales
-          Oscuridad

Entre los 3 y los 5:

-          Disminuye el miedo a los extraños
-          Ruidos fuertes
-          Separación padres
-          Animales
-          Oscuridad
-          Aumenta el producido por el daño físico y las personas disfrazadas.

De los 5 en adelante:

-          Disminuye el miedo a las personas disfrazadas (papa noel, los reyes...) y a los ruidos fuertes.
-          Seres imaginarios: brujas, fantasmas, extraterrestres…
-          Tormentas
-          Soledad


Qué NO debemos hacer:

  •    No asustarles nunca con historias de fantasmas, ogros, monstruos…principalmente antes de irse a la cama, ni amenazarles con que vendrán o se los llevarán si no se comportan como queremos.
  •          Nunca nos reiremos de sus temores. Si ridiculizamos o nos burlamos, disminuimos la confianza en nosotros, se sentirá inseguro, con falta de cariño, solo y sin comprensión.
  •     No debemos ignorar sus miedos, aunque nos parezcan absurdos, sólo contribuiremos a que se sienta perdido y perciba falta de atención y cariño.
  •    No le obligaremos a pasar por situaciones por las que teme. Lo mejor es acostumbrarle poco a poco a las situaciones temidas con nuestra ayuda.
  •       No transmitiremos nuestros propios miedos. La forma en que nos enfrentemos a ellos les servirá de patrón a seguir ante sus miedos.
  •     No le obligaremos a afrontar sus miedos en solitario. Tremendo error. Provoca aumento de ansiedad y contribuimos a alargarlo o perpetuarlo.  Tenemos que acompañarles.
  •     No debemos mentir sobre una situación de miedo, por ejemplo, cuando vamos al médico a ponerle la vacuna. La próxima vez le provocará más temor. Ayudémosle a preparar la situación.
  •    No sobreprotegerle, hay que animarle para que poco a poco y sin forzar enfrente su miedo.


Qué DEBEMOS hacer:

  • Escucharle, permitirle que exprese sus miedos. Transmitirle afecto, protección, tranquilidad, confianza. Réstale importancia a sus temores, pero no los ignores. Ayúdale con paciencia a superarlos y crecerá más seguro de sí mismo. Acepta sus miedos como reales.
  •  Acompáñalo en las situaciones que no sea capaz de enfrentarse solo.  Así irá comprobando que “no pasa nada” y ganará seguridad para hacerlo por sí mismo.7
  •  Prémiale con alabanzas a su esfuerzo y valentía cada vez que consiga avanzar la superación de su miedo. Contribuirás a que gane más confianza en sí mismo.
  • Distráele con juegos en los que la situación forme parte de la escena de sus miedos.
  • Cuéntale siempre la verdad. Generalmente es lo desconocido o la falta de información, lo que les provoca ciertos temores.


¿Cuándo los miedos son motivos para  preocuparme?

Cuando el motivo de preocupación es desproporcionado, es decir, cuando la reacción es excesiva o cuando esta desadaptado, es decir, cuando la elevada intensidad de la respuesta produce un notable malestar, síntomas desagradables (náuseas, diarrea, mareos, desmayos o dolores de cabeza), serias preocupaciones y comportamientos alterados, como las rabietas. Podéis escribirnos si teneis alguna duda y os ayudaremos a superar los miedos de los más peques. 

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